En sus primeros ocho meses, el Congreso “Independiente” le había aprobado US$6,599 millones en préstamos al Poder Ejecutivo.

Por supuesto, la fiesta de “apaga y vámonos” ha seguido hasta este mes de junio, donde el Senado aprobó dos préstamos más por 290 millones de dólares.

Las excusas: mitigar la crisis sanitaria y económica causada por la pandemia. Los organismos, tan variados como los montos.

La realidad es que uno ha perdido la cuenta. Algunas plataformas, como AlmanaqueRD han hecho un esfuerzo por actualizar.

Lo que sí es seguro es que, mientras más préstamos toman, empeoran las respuestas para los ciudadanos. Y no es broma.

La nómina pública aumentó. Las medicinas y alimentos aumentaron, también los materiales de construcción.

Tenemos menos respeto a la democracia y a la institucionalidad, porque están aprobando préstamos hasta sin quorum.

Programas sociales que encontraron funcionando, los destruyeron. Ya no se cubren las PCR y el sistema de Salud está en coma.

A más palabras y promesas, tenemos menos hechos.

Más deuda, menos apoyo a la población vulnerable.
Más desorden, menos información.
Más caos, menos soluciones.