Tuvo que suceder y sucedió. El Escuadrón de la Muerte de Punta Catalina casi lleva al sistema energético al colapso. Porque si esa planta tiene problemas, tiene problemas el sistema entero. Pero, en su afán por devaluar a Punta Catalina, el Escuadrón no sólo descuida protocolos de mantenimiento, sino también el programa de abastecimiento de carbón.

¿Resultado? Apagones por pipá, pérdida de credibilidad del gobierno y 172 millones de dólares (casi diez mil millones de pesos) en pérdidas por compra de carbón a sobreprecio. ¿Incompetencia? ¿Devaluar para vender como vaca muerta? No sabemos. Lo que sí sabemos es que el pueblo dominicano había olvidado los apagones. Que gracias a Punta Catalina se pasó confinado con energía 24 horas en lo más duro de la pandemia. Que no está dispuesto a tolerar más precariedad por la mediocridad y el resentimiento de unas autoridades que quisieran enterrar a Punta Catalina. A la que vendieron como “cuerpo de delito”. Contra la cual echaron pestes y financiaron marchas. La que han investigado hasta con microscopio para comprobar que es el bien más importante propiedad del pueblo y que el gobierno quiere privatizar.

¿Ya sabe el gobierno el costo de mercado de Punta Catalina? Que lo diga. ¿Ya hizo la tasación en el mercado? Nadie sabe. Lo que sí sabemos es que ya se ideó un fideicomiso para privatizar.

También sabemos que el pueblo dominicano es otra cosa después de Punta Catalina en cuanto a  suministro y precio de energía y que no está dispuesto a tolerar las majaderías del Escuadrón de la Muerte de Punta Catalina y del gobierno que sólo viven para tratar de desmeritar la obra del gobierno pasado. Dura cosa es dar coces contra el aguijón.