Las cifras sobre pobreza dadas a conocer por el MEPyD la semana pasada reconocen que entre 2016 y 2019 la pobreza extrema en nuestro país se reducía a un ritmo de casi 75 mil personas por año.

Esto es, los 590, 704 dominicanos y dominicanas en pobreza extrema en 2016 se redujeron a 297, 567 en 2019 (293, 137 menos).

Conviene recordarlo porque durante todo el período 2016 hasta las elecciones de 2020 lo que decían quienes hoy dirigen el Estado es que aquellas eran cifras falsas, maquilladas, carentes de rigor, propaganda, etcétera.

Casi tres años después, con metodología nueva y todo, el MEPyD confirma la veracidad de lo dicho entonces por el mismo MEPyD durante la administración Medina-PLD.

Hoy nos dicen que al finalizar 2022 los dominicanos y dominicanas en pobreza extrema eran 401, 283 y que el Covid-19 arrojó a la extrema pobreza a 103, 283 dominicanos y dominicanas.

Esto es, al 2022, las tendencias negativas del Covid-19 no habían sido superadas por el entonces nuevo gobierno.

 Ninguno de los programas puestos en marcha por el cambio han dado el resultadoesperado y no hay que esperar mejores cifras para 2023 a la luz de la improvisación que cunde con medidas como el llamado “cariñito a las madres” que despachó 1,500 millones como si nada en demagogia reeleccionista.

Sin una acción sistemática, planificada y sostenida como se vino ejecutando hasta 2019, no retornaremos siquiera a los menos de 300 mil pobres extremos del 2019.

Peor aún, con una canasta básica entre 30 y 40 mil pesos cuando el grueso de los trabajadores y  empleados tienen ingresos muy por debajo de tales cifras; con pollo entre 80 y cien pesos la libra y huevos a ocho pesos, es explicable que abunde el desconcierto.

Nos lo dicen las decenas de miles de personas que en los últimos meses se lanzan al Canal de la Mona o a “la vuelta por México”.