Entienden sectores dentro y fuera del gobierno que es mucho lo invertido por el Estado en Educación y muy malos los resultados. ¿Vale la pena?, parecen preguntarnos.

Otras debían ser, sin embargo, las preocupaciones. Veamos.

Si, en razón de la pandemia, descartamos el año 2020, el gobierno de Danilo Medina estuvo siete años aplicando el 4% del PIB para educación (2013-2019). En ese período la inversión fue de 761, 733.2 millones de pesos, un promedio de 108, 819 millones por año.

En los tres años que van del 2021 al 2023, por su parte, el actual gobierno ha destinado a Educación 651, 623. 5 millones, un promedio anual de 217, 207.8 millones (más del doble que la administración Medina).

Con una inversión promedio anual dos veces menor que lo gastado por el “cambio”, la gestión  Medina-PLD construyó más de 20 mil aulas y centenares de escuelas en toda la geografía nacional; instaló la jornada escolar de ocho horas casi a nivel nacional; instaló el INABIE con una administración científica y transparente; alfabetizó a más de 600 mil personas; construyó decenas de estancias infantiles dando inicio a la educación preescolar pública de manera masiva; centenares de escuelas y estancias quedaron para ser terminadas por el actual gobierno, entre otros logros.

Con el doble de la inversión anual promedio, el cambio dice que ha alfabetizado a 300 personas, apenas ha terminado algunas escuelas de las tantas recibidas a diferentes niveles de construcción y ha manejado el MINERD con un desparpajo y opacidad tales que ahora se nos aparece con un programa de alquiler de aulas móviles y criticando la calidad de la educación que tienen en sus manos hace ya tres años.

El problema no es PISA. No miremos para otro lado. El cambio ha sido un fraude colosal también en educación. Es la realidad.