Detrás de algunas palabras de moda se esconden realidades.

Un desvinculado es sencillamente un cancelado, un fideicomiso es sin muchas vueltas, la entrega al capital y al sector privado de bienes del Estado.

El Gobierno del Cambio es un gobierno de fideicomisos.

Bajo esa modalidad están entregando las Edes, las hidroeléctricas, Punta Catalina, el transporte, las tierras del CEA, Bahía de las Águilas, Manzanillo y una enorme cantidad de bienes y servicios que son patrimonio del pueblo.

El último da miedo, el presidente entrega la gestión de la Reforma Policial a otro fideicomiso, algo así como reconocer que no hay confianza en el estado y más o menos intentar que la Policía Nacional se convierta en una gran empresa de guachimanes.

Lo mismo hacia el del Imposdom, solo que a su favor.

Igual pretenden hacer del INABIE un fideicomiso, una manera de desmontar la alimentación escolar que afectará a más de dos millones de estudiantes y sus familias.

Si el Gobierno del Cambio sigue ese camino, va a terminar cambiando la Constitución para que el presidente sea el CEO del país, los senadores sean gerentes senior, los diputados los juniors de las leyes y los alcaldes mercaderes de basura, aceras y contenes.

Al presidente del Gobierno del Cambio se le olvida que este país no es su empresa y que el patrimonio del pueblo es de todos y todas.