El Dúo Los Compadres lo resume muy bien en su “Cañero 15”: “¿Qué e’lo que quiere el mayorá conmigo?/Que se me caigan lo diente…/…No ve que tengo pitíanpil y tengo que da manyé…/¡Pesa la caña bien, bandolé…!”.

La explotación del pueblo haitiano no conoce fin. Repito: del pueblo. Las élites siempre están bien.

Primero, Francia. Después, las élites surgidas con la Revolución. Luego Francia de nuevo y la deuda impuesta. Tiranos y tiranuelos. Invasión USA en 1915 con secuela de dictadores y dictadorzuelos chupando la sangre de su creación. Hasta hoy.

Cientos de años de una explotación que lo persigue a dondequiera que va. Ayer el “bandolé pesadó’” del ingenio. Hoy el capataz, el constructor, el hacendado. Salario miserable que suele llegar tarde. El policía,el funcionario corrupto y su jefe también hacen su agosto.

Donde está un haitiano está un trabajador. Un emigrado pobre. Un explotado. Así millares de dominicanos en EEUU. Hacinados. Marginados por el analfabetismo.

Chauvinismo, patrioterismo…muy convenientes para “legitimar” la explotación. Miedo al diferente. Aporofobia. Rechazo, alergia al pobre.

Venden como “amor a la patria” lo que es odio a la patria ajena. Piden sin rubor“intervención”a la comunidad internacional. No respeto al pueblo haitiano explotado. Balcanizado aposta para mantenerlo colonizado.

Aquí la canción patriotera endulza oídos presidenciales en reelección. Suena bien la tonada del voto conservador. La manipulación.Y que siga la persecución. El macuteo.

Migración que haga su trabajo. Sin corrupción. Sin abusos. El pueblo haitiano no merece uno más. El dominicano, tampoco.

Cuidado  con resucitar a Trujillo y aquel “corte” infame justificado por la élite patriotera. Tristemente recordado hoy por una película dominicana premiada: Perejil.

¡Pesa la caña bien, bandolé…!