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Esta cuaresma encuentra a las mujeres dominicanas cargando una cruz más pesada que la anterior.

Desde el inicio de la pandemia, miles de mujeres que quedaron sin empleo recibieron el apoyo de los programas Fase 1 y 2 y sobre todo de Quédate en Casa, que se crearon pensando en ellas.

Pero, los han ido desmontando, un cambio inexplicable en medio de la situación.

El Gobierno ha tomado más de 9 mil millones de dólares prestados y no ha creado un sólo programa que mitigue el deterioro de vida de las mujeres y de sus familias.

Miles de mujeres de clase media perdieron sus empleos, cerraron sus pequeños negocios o vieron sus ingresos reducidos.

A lo que se agrega la carga emocional de ser maestras en casa, cuidar la salud e higiene de los hijos y en muchos casos cocinar y limpiar.

Las mujeres más pobres la están pasando peor, con cero o muy poco ingreso con aumento de los precios de la canasta básica.

Hacen lo imposible para alimentar a sus hijos, pero con las escuelas y estancias infantiles cerradas, ya no reciben la alimentación escolar, una transferencia neta de casi 6 mil pesos mensuales.

Luce que el Gobierno juega al Cirineo, haciendo creer que ayuda con la cruz, olvidando que fueron elegidos para gobernar y resolver.

Atento a juego, a falta de piedad con las que sufren el dolor de la pobreza, el Gobierno conduce a nuestras mujeres al calvario.