En noviembre de 2019, la ONU designó el 7 de septiembre como: “Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul“.

Según la OMM, casi todos los habitantes de la Tierra, nueve de cada diez personas(99% de la población), respiran aire no que supera los límites de la OMS con alto nivel de contaminantes, y los más afectados son países de ingresos bajos y medios.

El último Boletín de la OMM sobre la calidad del aire y el clima destaca que en los primeros ocho meses de 2024 no han disminuido en todo el mundo, los períodos de calor intenso y sequías persistentes, lo que ha aumentado la ocurrencia de incendios forestales y con ellos la contaminación atmosférica, como pasó en Canadá el año pasado, en el mediterráneo este año y en Brasil, aunque la mayoría de los incendios en este último caso han sido intencionales.

Para la OMS, entre el aire contaminado y la mala salud, la relación es más que evidente y
uno de los mayores riesgos ambientales para la salud, aunque la mayoría son enfermedades prevenibles.
La contaminación del aire procedente de los vehículos y la industria, solamente causa más de 4,5 millones de muertes prematuras al año, lo que es más que las muertes por malaria y VIH SIDA juntas.

Ahora más de seis mil ciudades en el mundo monitorean la calidad del aire. Lo primero que tienen que hacer las autoridades es reconocer el problema porque hay datos suficientes que lo documentan, sobre todo en las zonas urbanas.

La OMM en 2023 reiteró que estos contaminantes pueden afectar gravemente la productividad de cultivos básicos como el maíz, el arroz y el trigo, y tienen un impacto perjudicial en la seguridad alimentaria. Gran parte de esta contaminación que afecta al rendimiento de los cultivos se debe a prácticas antropogénicas de cultivo.

La contaminación atmosférica es el mayor riesgo medioambiental de nuestro tiempo, no sólo porque es un riesgo sanitario, sino porque también agrava el cambio climático y la seguridad alimentaria.