Reducir los niveles de exigencia para ser aprobado como maestro en República Dominicana no solo es un contrasentido con lo que debería aplicarse, sino un atentado contra el sistema educativo, que a todas luces el Gobierno busca degradar.

Ya no pueden ser vistas como inocentes las hasta ahora fatales decisiones gubernamentales en torno a la educación pública. No son fortuitas la falta de escuelas, de butacas y de profesores.

Hay en marcha un plan para desguazar la educación pública preuniversitaria que se ejecuta por fases.

Desde el actual Gobierno se reducen procesos y funcionamiento operativo del sistema. El propósito es degradar al mínimo lo construido por años, un proceso transformador que involucró a todos los sectores sociales.

¿El fin? Una vez colapsado el sistema, hacer correr el río de recursos públicos hacia el sector educativo privado. Ya lo vimos con la entrega de cheques para estudiar en colegios.

Siendo oposición, el actual Gobierno decía que el pasado solo construía escuelas y dejaba a un lado la calidad educativa.

Siendo Gobierno, la otrora oposición, hoy no construye planteles y degrada la calidad educativa que tanto le preocupaba.