Para los que olvidan, recuerdos.

Aunque los medios y sus mediantes para acomodar lo que ocurre te digan lo contrario, sientes en carne propia cómo tu vida se estanca, como todos los sistemas se deterioran.

Porque antes tenías hospitales que te recibían y funcionaban, porque antes tus medicamentos para tu enfermedad catastrófica o terminal te llegaban a tiempo. Ya no.

Antes tenías luz 24 horas, lo extraño era el apagón. Ahora vuelves a aplaudir porque llega la luz después de 18 horas.

Porque cuando tardas meses para recibir un pasaporte que podías sacar en dos horas, porque cuando tu paz no está garantizada en ningún lugar, porque ya se perdió la línea que separan los poderes, porque la pus de la corrupción institucional ya hace que otros países alerten y detengan procesos, porque se ha desvirtuado el papel de las instituciones, porque no hay especie que se salve del colapso medioambiental, porque sabes que hoy vives en un país totalmente diferente al de hace 3 años, porque estás en peores condiciones, debes preguntarte: ¿cómo llegué aquí?

Las fanfarrias tuiteras, las políticas de Estado tiktokeras te han empeorado y sabes que no vas a mejorar mientras estés en sus manos.

¿Y entonces?

¿Te acostumbras a vivir del desastre al caos o regresas a donde estás seguro mejorarás, porque ya estuviste ahí y sabes que es posible que las cosas funcionen?

Para pensar un poquito.