El gusanito de la reelección es endémico en nuestro país.

La pobreza estructural y falta de educación son suelo fértil para que quienes nos han gobernado siempre quieran seguir.

Cúal Santiago Rodríguez o Luperón a caballo, el presidente lanzó de nuevo el grito de guerra desatando los demonios en el ruedo político.

Las gradas estaban felices, parecía que les hablaba el quinto padre de la patria.

Dice el refrán que la costumbre hace ley, por lo tanto la aspiración a 4 años más de Luís es legítima y legal, solo que le faltan 2 años que parece va a manejar entre Palacio y la campaña, eso es otro mal síntoma.

Su discurso desde Santiago se resume de manera clara, más o menos así : He convertido el país en una jarra de porcelana china; todo va viento en popa y cualquier carencia es culpa del pasado y de Putin con su guerra.

Lo demás es otro rosario con las mismas promesas y realizaciones,  que habrá que ver si cumple.

Mientras los pobres y la clase media pujan desde abajo para sobrevivir, arriba llueve y florecen los maceteros.

Los números deslumbran, pero no cuadran las cuentas cuando se comparan con la realidad.

Sin embargo, algo bonito tiene el discurso de explicaciones del presidente, hace votos casi religiosos y nos llama a aferrarnos de la esperanza.

Pero el pueblo dominicano es sabio y lo dice su refrán » la esperanza era verde y un burro se la comió «

Mientras tanto, 4 años más y rumba abierta para el baile.