La privatización de la política fragmenta a los partidos, siembra malquerencias y desconfianza entre sus miembros, les impide construir una mirada común, un relato común y compartir una misma voluntad. Los hace ingobernables.

La privatización de la política convierte a los partidos en maquinarias electorales, que se movilizan por candidatos y no por las urgencias económicos y sociales por las que lucha la población; convierte a los partidos en marcas blancas con tantas identidades en su interior como cargos públicos en disputa.

La privatización de la política provoca que los partidos se afanen en atraerse votantes desechables y no en formar y conservar militantes duraderos. 

La privatización de la política encarece hacer política, donde importa más el dinero recaudado, que la conciencia política de quienes voluntariamente se organizan en el partido.

Un partido político que quiera recuperar su gobernabilidad y liberarse del impacto de  la privatización de la política, tiene que  construir unidad como estrategia, que se logra construyendo una mirada común, un relato común, una voluntad compartida, una gestión descentralizada armoniosa con planes de trabajo alcanzables y medibles; se logra construyendo militancia (membresía activa con conciencia política) y con un partido de bajo costo, frugal y con un uso intensivo de tecnologías de la comunicación.

Esa es la tarea que se plantea liderar y motorizar Johnny Pujols, próximo secretario general del PLD, combativo líder político de 41 años, mitad de los cuales en el PLD, exquisito expositor y eficiente gestor, de maneras educadas y de vida frugal.

Danilo Medina en la presidencia y Johnny Pujols en la secretaría general podrían lograr la unidad y reunir las energías necesarias para convertir al PLD en un fuerte partido opositor, construir poder electoral y ganar las elecciones de 2028.