El relato, versión propia sobre los afanes y desmanes de la vida cotidiana con sus soluciones, es el verdadero constructor y energizador de los partidos.

Los procesos electorales constituyen un momento breve y de efectos transitorios en la vida de un partido político y las candidaturas a cargos públicos procuran votantes, no militantes.

El relato del partido y sus militantes son quienes propician las candidaturas y no al revés. De no ser así, el partido corre el riesgo de presentar candidaturas a cargos públicos que no se parezcan al partido, que distorsionen su identidad, provoquen confusión, decepción y migración entre militantes y votantes, como ha ocurrido tantas veces.

Los porqués y soluciones a problemas locales y nacionales de la vida cotidiana (que vertebran el relato partidario), construyen militancia y son el elemento esencial de la identidad de un partido. 

La creencia en la eficacia resolutiva del relato partidario -entendida desde el sentido común, emocional y racional, confirmaría la utilidad del partido político en el imaginario popular.

Ahí precisamente radica la fortaleza del PLD: tiene relato, militancia e identidad, 50 años de servicio al pueblo, signados por 20 años de gobierno, los mejores que haya vivido el pueblo dominicano. 

Ahora, como partido opositor, el PLD tiene la tarea de actualizar ese relato como insumo energizador de su militancia para su labor pedagógica de compartirlo con la población dominicana.

Es tiempo de construir militancia, para ir construyendo poder electoral, movilizar votantes y defender su voluntad.

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