La pasada semana prometí explicar las razones por las que planteo que el sistema de pensiones en República Dominicana debe abordarse y asumirse desde el plano cooperativo. Espero cumplir en las siguientes líneas.

Como ya se sabe, las AFP reportaron ganancias en 2021 de 4,866 millones de pesos. Casi cinco mil millones de pesos solo por manejar ahorros para pensión de los contribuyentes. Esas exorbitantes ganancias van a los bolsillos de los dueños de las aseguradoras privadas.

Mientras, las cooperativas, en las que casi dos millones de dominicanos están afiliados, registran activos superiores a los RD$200,000 millones. Esto es casi un cuarto del Presupuesto General de la Nación.

El dinero cooperativo circula activamente en la República Dominicana. Los miembros de estas formidables empresas pueden tener acceso a recursos, a través de préstamos o retiros. Los mejor: las ganancias van a los bolsillos de todos, porque dueños de esas entidades son todos sus miembros, llamados socios.

El país está sembrado de miles de cooperativas agropecuarias, de seguros, de comercio, vivienda, salud y de otros múltiples servicios. Generan, por igual, cientos de miles de empleos. Las cooperativas organizan a la gente, bancarizan a la gente. Son un motor de impulso social que ha sacado a millares de la pobreza.

Imagínese que los fondos de pensiones fueran manejados bajo ese criterio. Poder emprender poniendo en garantía, siquiera las ganancias que generan sus ahorros. Contar con recursos para resolver situaciones inmediatas y que el rendimiento colectivo vaya siempre (y todo) a los bolsillos de los socios.