Las últimas semanas han venido con todo. Sin respiro, pérdidas de todo tipo y cargas emocionales que seguramente permanecerán en las vidas de muchos.

Tragedias, despedidas y caretas al piso.

El censo, Elon, amigos que se van y Twitter, como de costumbre, atizando todo y haciéndonos pensar en lo ilógico de muchos procesos y planteamientos.

Absurdo, aunque sé que natural, es tener que vestirse de negro para despedir a los seres queridos, sobretodo a quienes se van por una tragedia repentina, con la sensación que dejan de que nada se pudo hacer para evitarlo. Y a quienes lo viven hoy, deseo paz y entendimiento. 

Absurdo es oponerse al censo, herramienta que nos permitirá conocer dónde estamos, qué debemos hacer y hacia dónde debemos ir. Sin razones lógicas, difundiendo miedos innecesarios. 

Absurdo es ver como las lluvias y sus inundaciones nos dejan con 9 familias llorando por sus seres queridos, por falta de información, acción y soluciones. 

Absurdo es ver gente hablar de democracia e ideologías, únicamente cuando los beneficios de ser y estar ya no son los mismos, y cuando los resultados de los procesos no le favorecen.

Twitter se convirtió en un espacio más desastroso, aunque muchos pensábamos que no podía ser peor. Lo absurdo es que ahora la libertad e igualdad ofrecida tienen un precio, donde nadie es nadie y donde todos pueden pagar para ser, incluso lo que no son. 

Y así, entre absurdos, seguiremos caminando, con tropiezos y cotejos azules que indican que eres relevante o pagas para sentir que lo eres, aunque no sea la verdad. 

Semanas llenas de absurdos.