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Una paliza moral
Con una declaración servida al país por una plana de técnicos de rigurosa capacidad, el Partido de la Liberación Dominicana puso la pelota de los bonos, la famosa «Brisita Navideña» que al parecer seguirá soplando para el carnaval del 27 de febrero, en la cancha del gobierno popi del PRM.
De inmediato el gobierno, a través de su ministro de la Presidencia José Ignacio Paliza, la golpeó con las dos manos y los dedos entretejidos, pero ¡qué va! No logró desembarazarse de la pelota. La pelota sigue ahí en el aire, del lado del oficialismo.
De la denuncia del PLD, el señor Paliza se refirió a los 400,000 bonos, y lo hizo con tanta candidez y nerviosismo que produjo en muchos una ola de sentimientos encontrados.
Por un lado, en este gobierno se ha llegado a ver lo ANORMAL como normal. Eso es lo único que puede explicar que el señor Paliza vea como normal el que una acción del gobierno destinada a ser ejecutada en época tan sensible como la de la Navidad, de ahí su nombre de «Brisita Navideña», estemos casi en febrero y haya 400,000 tarjetas sin que nadie sepa ni explique dónde están. Simplemente «no se han distribuido».
El nerviosismo de Paliza es bien justificado. La denuncia del PLD no se limita a los 400, 000 bonos, que expresados en dinero involucran la nada despreciable cantidad de 600 000 000 de pesos (ni 6 ni sesenta sino 600 000 000 DE PESOS).
La denuncia también se refiere a auditorías a los programas sociales del gobierno y al hecho de que en la asignación del resto de los bonos se involucró a instituciones que nada tienen que ver con el sector social.
Y lo peor del caso es que el propio director del Gabinete Social del gobierno, el señor Francisco Antonio Peña Guaba, fue visto en video transmitido por las redes sociales distribuyendo bonos navideños sin ton ni son, como si se tratara de volantes o «brochures», y sin asentar en ninguna parte los datos esenciales de las personas que recibían el agrado navideño.
¿Cómo puede auditarse algo así? ¿Debemos darles el beneficio de la duda a funcionarios que proceden con tanta falta de criterio?
Las respuestas a esas y otras preguntas ponen nervioso a cualquiera, ¿verdad, Paliza?