Si en gobiernos pasados existió el narcotráfico ello es prueba de la poderosa red universal que representan los carteles de la droga y lo difícil que encarna una lucha para controlarlos.

Pero la diferencia de este gobierno con los anteriores es la relación de esta administración hacia los representantes de la industria del Narco, es su oscura política hacia sus jefes.

Que en el pasado se hayan dado narcos como Quirino, Florián, Figueroa Agosto y César el Abusador se explica porque fueron reflejos de la penetración de carteles. Ellos ejercieron influencia en algunos miembros de las instituciones y penetraron hasta un punto para obtener ventajas y privilegios a cambio de prebendas.

Pero nunca se dió frente a ellos una política de negociación institucional. No fue una política de enfrentamiento sino una relación comercial, de dando y dando, una política de intercambio de favores–yo te permito penetrar la estructura del PRM y al momento de las elecciones yo te abro las puertas para participar, serás mi candidato oficial (regidor, diputado, senador, alcalde) pero con tu dinero del narcotráfico harás tu propia campaña y apoyarás los demás candidatos locales, regionales, provinciales y por supuesto el candidato presidencial.

Sólo que nuestro acuerdo –según los perremeístas encargados Furcal y Paliza–será ¨te llevamos con nosotros a participar, pero si tienes problemas estarás por tu cuenta y no somos responsables.

Ya sea que la DEA te solicite en extradición o que te plantee un acuerdo si delatas a otros, y si este último es el caso, te recomendamos que viajes a EU y te entregues allá para recibir mejor trato.

¿Cómo podría ser esto posible de parte de un partido político que represente la ética y la moral en la ¨cosa pública¨?

La respuesta está en un video que circula en las redes del expresidente Juan Bosch, en el que explica que siendo el único Presidente del PRD desde su fundación hasta su renuncia de la organización -con lo que quiso decir que lo conocía de cabo a rabo-, se percató de que el PRD hoy PRM no tenía ideología, ni principios políticos, sino que sus acciones las normaban los beneficios que cada cual iba a sacar de allí.

En el caso del narco significa que para los dirigentes perremeístas no existen límites morales ni éticos, lo importante es llegar al poder y mantenerlo para enriquecerse y el pueblo que se la bandee como pueda.

Por eso, diferente al pasado, no son ni uno ni dos los implicados en drogas, son tantos que llegan por docenas. Y cómo saben esos dirigentes políticos dónde están los delincuentes, pues los buscan y negocian.