Extracción y proceso tierras raras causan un serio impacto ambiental

12-03-2025
Energía y minas | Medioambiente
Ojalá, República Dominicana
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Tierras raras es el nombre común de 17 elementos químicos, escandio, itrio y los 15 lantánidos, el grupo 6 de la tabla periódica, que quiere decir en griego escondido. La mayoría de las tierras raras son radiactivas, mas algunas no lo son.

Son elementos pesados, metálicos en la corteza terrestre. Se les denomina «tierras raras» porque es poco común encontrar esos elementos en forma pura. Asimismo, son difíciles de extraer y separar unos de otros. Hay depósitos de algunos de ellos en todo el mundo, sobre todo en China, mayor proveedor del mercado. Por último, “tierras” es un término antiguo para los óxidos.

Aunque no son tan conocidos como sus homólogos más radiactivos (uranio y plutonio), son componentes esenciales en muchos productos y aplicaciones de uso cotidiano en dispositivos electrónicos y tecnología verde.

Sus aplicaciones se agrupan en nueve sectores tecnológicos, desde armas de guerra de alta precisión y teledirigidas con sistemas de posicionamiento global (gps) hasta medicina nuclear, televisión, videos. La mitad se usa para imanes y catálisis.

Estos elementos se han convertido en una herramienta geopolítica por su importancia estratégica, la cual aumenta con la transición energética a las renovables. Se hace patente el valor en todos los ámbitos de estos metales pesados, y esto opaca el otro problema que traen, la contaminación en su explotación minera.

La producción de una tonelada de tierras raras deja entre 9,600 y 12,000 metros cúbicos de gas residual que contiene polvo concentrado, ácido fluorhídrico, dióxido de azufre y ácido sulfúrico, unos 75,000 litros de agua residual ácida y alrededor de una tonelada de residuos radiactivos. Como espejo ya tenemos la explotación de oro y ferroníquel y no podemos seguir envenenando nuestra naturaleza y las comunidades que viven de ella.

Desde 2021 estamos escribiendo sobre la Sierra de Bahoruco y su particular y única biodiversidad. El edemismo en plantas puede sobrepasar el 38 por ciento en algunos lugares de la sierra, 2 por ciento más que el promedio de 36 por ciento que registra  toda la isla.

En la última década se han descubierto casi una decena de nuevas especies para este sistema montañoso, por ahora solo endémicas de ahí, lo que significa que no existen en ninguna otra parte del mundo.

Se viene escribiendo desde la explotación de calizas silíceas de la Belfond hasta las famosas muestras en camiones de nueve mil toneladas de la bauxita de las Mercedes, en 2022. También advertimos el año pasado sobre las “tierras raras” y el decreto de enero de 2024 que creó la Empresa Minera Dominicana (Emidom).

En rueda de prensa en el Palacio Nacional, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, declaró que al mundo le hará falta acceder a estas tierras “para todas las tecnologías que son claves para este nuevo siglo y todos los avances tecnológicos que esperamos».

Además, agregó “que es de ustedes, es de este país” y enfatizó que Estados Unidos, la administración Trump, está como socio para colaborar en desarrollar “porque prefiero que sea aquí a que estén en manos de un país que ni es amigo, que ni es aliado en el otro lado del mundo”.

Estamos de acuerdo con el secretario de Estado en que son muy nuestras esas “tierras raras”, pero no porque lo diga él, sino porque lo dice nuestra Constitución.

Le recordamos al presidente Luis Abinader que la Ley General de Medio Ambiente (64-00) requiere que la explotación de recursos naturales se haga bajo estrictos controles ambientales para proteger el medio ambiente y la salud pública.

En pocas palabras, cualquier industria extractiva debe cumplir la ley sin comprometer los estándares de responsabilidad ambiental ni los derechos de las comunidades afectadas.

Al decreto de constitución de la empresa minera Emidom para explotar las “tierras raras” le faltan mecanismos adecuados para garantizar la transparencia y en la rendición de cuentas en sus operaciones, lo que resultaría en violaciones de disposiciones legales normativas y propiciar privilegios.

Se publicó en enero, un artículo en PLOS One, auspiciado por el Cuerpo de Ingeniería del Ejército de  Estados Unidos, en el que sugiere que la mayor concentración explotable de estos metales está en la parte alta de la Reserva Fiscal minera de Ávila, que se solapa en algunas áreas con el Parque Nacional Sierra de Bahoruco.

Recordamos que el pueblo dominicano no permitirá -como lo demostró en Oviedo, Los Haitises y en Quance- que haya otro desastre ambiental como el de Cotuí en la Sierra de Bahoruco. El área de interés es una zona muy cercana a los límites del Parque Nacional Sierra de Bahoruco, nuestra mayor reserva de biodiversidad.

Químicos muy agresivos

Tanto la extracción como el procesado de las tierras raras causan un grave impacto ambiental. La extracción se hace en minas a cielo abierto, y para su separación mediante lixiviado se requieren productos químicos muy agresivos, como ácidos fuertes y solventes.