Los que se quedan
“Una vida entera, no cabe en una maleta”.
Los que se quedan, se levantan antes de salir el sol y les ponen adoquines a los caminos de la patria, entonando canciones de esperanzas.
Los que se quedan, lavan los ríos con agua de sus ojos, para sembrar girasoles orientados hacia la luna cuando el menguante llena de penumbras las olas que a ritmo de merengue apambichao mojan las costas del mapa, tan ciertamente de ellos como el vuelo palmero de la cigua.
Los que se quedan, entretejen figuras de gaviotas errantes con sus picos abiertos en la espera del regreso de los que nos fuimos.
Los que se quedan, abren cada día una nueva historia, sumándola a las historias del principio, cuando el principio fue la mañana y, al anochecer, confabulados, se parpadean amigados con la estrella – Polaris – que indica el camino del norte.
Los que se quedan, riegan las raíces cada tarde para mantener, a los que nos fuimos, amarrados a la tierra que en cada surco cuenta la historia que nos dio la vida del presente.
Los que se quedan, encienden, cuando se acuesta el sol, comenzando a bajar las sombras de la noche, las luces de los cocuyos de los campos, para que los que nos fuimos, nunca perdamos el camino del regreso.
Lawrence, MA, USA
Asdróvel Tejeda ha publicado los libros Entre prosas y relatos: los desvelos y Caracores y otros Desvelos.