En Gaza ya no hay caminos
“Sobre los floridos campos
del Rey de las flores veo a mi hijo
y, llamándolo, hay una voz.
Quedó partido en dos mitades
Por una bomba que cayó”.
(El Rey de las Flores. Silvio Rodríguez)
I
En Gaza ya no hay caminos
Solo montones de escombros
Pero mi abuelo conoce todos los caminos de Gaza.
“Mira, allí estaba la escuela”, me dice.
Señala el montón de pedazos de concreto.
Los metales retorcidos
Los pupitres arrojados por todos los caminos
Mi abuelo estalla en sollozos
No quiere recordar los cuerpos destrozados de los niños.
Rápido seca sus ojos.
No quiere que yo lo vea llorar.
Pero no puede impedir que las lágrimas hagan camino.
Hoy las lágrimas son los únicos caminos en Gaza.
“Mira, esto es lo que queda de la escuela”, me dice.
“Y ahora tampoco sabemos si tendremos escuelas.
Ni dónde las tendremos”.
Sus ojos son de agua de nuevo.
“Allí encontramos el cuerpo de mi niño. Mi nieto más pequeño. Tu hermanito”.
“¿Dónde está Alá?
¿Por qué no fue a mí a quien despedazó la bomba?”
Me pregunta.
¿O es que quiere hablar con Alá?
Ahora se repone. Me toma en sus brazos. Me aprieta a su pecho. ¿Solloza?
En Gaza ya no hay caminos
Solo montones de escombros
Pero mi abuelo conoce todos los caminos de Gaza.
II
Me preguntarán
por qué voy por los caminos de Gaza de la mano de mi abuelo.
Buena pregunta.
Mi papá era fuerte, joven, alegre aun en la desgracia palestina.
No quería que lloráramos.
Nos movilizaba a todos en su carreta con sus fuertes brazos.
Casi trotando como un caballo nos llevó a todos hasta Rafá.
Que allí estaríamos a salvo nuestros verdugos decían.
Y papá quería que estuviéramos a salvo.
Me pregunto para qué.
Con mis doce años yo ayudaba a empujar la carreta.
Madre también hacía lo que podía cuando podía.
Abuelo se esforzaba y lloraba. Se esforzaba y lloraba.
Creía que yo no lo veía. Pero su llanto mojaba su barba.
Lloraba de indignación. Lloraba de impotencia. Yo lo sé.
Papá, no. Papá siempre miraba hacia delante.
Se detenía a descansar. Secaba el sudor. Miraba a mamá.
“Hermosa palestina”, le decía. Le sonreía.
Entonces me miraba. Vamos bien, Yusuf, me decía y reía.
Entonces retomaba la marcha. Y así, hasta Rafá.
Con pedazos de madera, piedras y trozos de mantas de tela
pronto improvisó nuestro refugio. Nuestra casa. Nuestro hogar en la nada.
Porque en Gaza ya no hay caminos. Sólo hay rastros de tanques de guerra.
Y hoyos… hoyos inmensos. Enormes cráteres. Y allí nos llevó papá.
Allí estaríamos mejor junto con todo mi pueblo palestino que va nómada.
Un día nos llegó el aviso.
Camiones de la solidaridad entrarían con alimentos.
Papá se preparó. Se despidió hasta pronto.
Traería harina y aceite para hacer pan del que hace mamá.
Traería todo lo que pudiera. Abuelo quedó con nosotros.
Yo solo quería que papá regresara con su sonrisa de siempre.
Pero no regresó. El bombardeo lo atrapó Alá sabe dónde.
Ayudado por brigadas de vecinos abuelo recuperó su cuerpo.
A mi padre también lo desintegró la bomba.
Lo vi envuelto en una tela blanca al lado de nuestros hermanos asesinados.
Sentí que me sonreía desde su lecho. Que me decía vamos bien, Yusuf, y reía.
Hicimos un corto ritual con los demás asesinados por el bombardeo.
Y así se fue mi padre y quedó destrozada mi madre.
Y yo caminando con mi abuelo por donde no hay caminos. Por Gaza.
Mira, ahí estaba la escuela, me dice. Ahí fue destrozado tu hermanito.
Las bombas siguen cayendo sobre el corazón de mi madre.
Y de abuelo.
III
Es octubre. Es 2024.
Ya hace un año y sigue la masacre.
Es noviembre y corre la sangre.
Es Navidad y la masacre sigue donde empezó la Navidad.
La Corte Penal pide capturar a la fiera.
Pero la masacre sigue.
Sigue muriendo la humanidad en Gaza.
En Gaza no mueren palestinos. Muere la humanidad.
Toda la humanidad está siendo masacrada en Gaza.
Toda la humanidad está siendo asesinada en Gaza
Toda la humanidad cava su tumba en Gaza.
Gaza es hoy cementerio de la humanidad.
En Gaza se canta un réquiem por la humanidad.
Una bestia. Una fiera. Un minotauro terrible devora humanidad en Gaza.
En Gaza no hay una guerra
En Gaza hay una carnicería
En Gaza no hay una guerra
En Gaza hay un exterminio
En Gaza no hay una guerra
En Gaza hay un genocidio
En Gaza no hay una guerra
En Gaza hay una extinción
Un propósito de crimen
Una decisión de horror
Un proyecto de holocausto
Un designio de terror
Una empresa de amargura
Un decreto de dolor
Por Gaza no ha de cesar nunca
un canto eterno de amor.
IV
¿Cómo puede abuelo recordar todo lo que recuerda?
En medio de este estropicio…
¿Cómo puede saber dónde estaba la barbería de Farid?
En medio de tanta muerte…
De Ismail, ¿cómo puede adivinar dónde estaba la panadería?
Pero me alza en sus hombros y me dice: ahí estaba…
La dulcería de Farah…
La ebanistería de Isfahar…
El mercado con su bulla apagada…
El vecindario arrasado pasa por los ojos de abuelo
como pasan los fantasmas… callados… mirándonos…
Como diciéndonos: no teman… no lloren…
Si no hay caminos en Gaza, ¿cómo puede?
Si no hay orientación en Gaza, ¿cómo se orienta abuelo?
Y me dice… ahí estaba la heladería… debes recordar…
Y me señala allá, a lo lejos porque sabe que veo mejor desde sus hombros,
y me dice: ¿Recuerdas la clínica del doctor Shamir? Y señala lejos, lejos…
Yo creo que abuelo recuerda con el corazón…
Abuelo recuerda con sus lágrimas…
Abuelo recuerda con su barba mojada
y sus manos duras de mover escombros
Abuelo recuerda con el corazón…
Y quiere y espera y añora que yo recuerde también.
V
Los aviones pasaron de nuevo con su estruendo aterrador
Allá, no muy lejos, los vimos depositar su carga mortal
Las explosiones derriban los últimos edificios de Gaza
Luego las ambulancias pasaban con su carga de mutilados
Iban manchadas de sangre
destilando sangre
Sus sirenas sonaban sangre
Sus neumáticos rodaban sangre
Su chofer y sus enfermeros y enfermeras estaban cubiertos de sangre.
Una plaga de metralla mutila los niños.
Bombas extrañas con gases calcinan el cuerpo de los niños.
Otra ambulancia pasa gritando sangre
Rodando sangre
Sudando sangre
Exclamando sangre… de niños, de mujeres, de jóvenes, de todos…
VI
MI CANTO DE AMOR POR PALESTINA
Este canto de amor va por Gaza
Este llanto que no se consuela
Este canto va como una daga
a clavar al tirano que asuela.
Este canto de amor va por Gaza
Por sus niños asesinados
Por sus mujeres embarazadas
Y por su pueblo atormentado.
Este canto de amor va por Gaza
Por las escuelas que han derribado
Este canto de amor va por Gaza
y sus hospitales arrasados.
Este canto va como una bala
directa al corazón del oprobio
este canto es contra el asesino
y su dura cosecha de odios.
Va por Gaza mi canto este día
y por siempre ha de ser recordado
vuela sobre la carnicería
zumba sobre el brutal holocausto.
Duele la humanidad en Palestina
grita desconsolada cada día
Muere la criatura no nacida
Mueren cuando empezaban la vida
Duele la indiferencia en Palestina
Muere Occidente trágico en su pus
Muere su maquinaria homicida
para dar paso al reino de la luz.
Y una luz pronto habrá en Palestina
Traspasará su suelo profanado
Será una nueva Navidad divina
Oriente al Occidente iluminando.
Este canto de amor por Palestina
Que desde Gaza brota y sus escombros
De amor lleva una bomba que germina
Que no detiene nada y crea el asombro.
Este canto de amor por Palestina
Ilumina las noches de oprobio
Va de luto y celebra la vida
Una explosión de amor contra el odio.
VII
Volveremos muy pronto a Palestina
Besaremos a los héroes de la bata blanca
A sus héroes de la sonrisa
A sus mujeres de dulces ojos
A los niños de la vida que persiste…a su risa obstinada
A sus madres forjadas de dolor y de lágrimas
Abrazaremos a sus calles y paredes resurgidas
Volveremos muy pronto a Palestina…
o que sobre la Tierra se extinga nuestra vida.