China declara la guerra a las criptomonedas
En China han declarado la guerra a las criptomonedas, y todo parece indicar que la decisión es de carácter definitivo en esta vuelta.
¿Qué ha pasado? Entre otras cosas, bitcoin y demás están muy ligadas a casos de estafa y otras actividades ilegales en ese país, incluyendo esquemas de pirámides. Luego está la cuestión medioambiental, que a China en particular no le conviene porque, de por sí, se le tiene como uno de los países que más contribuye a la contaminación por CO2.
Otra posible razón es que China estaría preparando el terreno para su propia moneda digital, conocida como e-yuan y en desarrollo desde 2014, cuando surgió el concepto.
E-yuan no es una criptomoneda en el sentido de que se trata simplemente de la versión digital de la moneda soberana y de curso legal en China. Esta permitiría transacciones más rápidas y mayor agilidad y flexibilidad en servicios.
Pese a estos beneficios, hay quienes temen que e-yuan pueda convertirse en mecanismo de control al permitir monitorear de cerca el uso que la gente le da al dinero.
Las pruebas con e-yuan iniciaron en mayo 2020 en 4 ciudades, con la participación de entidades gubernamentales, negocios locales y cadenas estadounidenses como McDonald’s y Starbucks.
Aunque no sería una competencia directa a bitcoin y demás, hay quienes entienden que a China no le interesan otras monedas digitales en su entorno. A todo esto, y quizás porque no es la primera vez que China declara la guerra a las criptomonedas, bitcoin se ha mantenido estable, por debajo de 35 mil dólares.
Ahora que China se sale de la ecuación, mineros en Canadá ven una oportunidad, pero ¿hasta cuándo podrán sostenerse bitcoin, las criptomonedas y toda la fantasía que se ha armado en torno al concepto?
Se pensó que la adopción de bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador daría un empujón a la causa, un impulso capaz de cambiar las reglas de juego, pero no ha sido así. El escepticismo y el recelo tan solo han aumentado, sobre todo a nivel de entidades y organismos financieros a nivel mundial. Los precios del bitcoin, lejos de dispararse hacia la estratosfera, se han quedado pasivos.
Un efecto igualmente pasivo ha tenido la decisión de China, pero las cosas podrían voltearse en contra de bitcoin y todo el conjunto de criptomonedas si más países se suman a los esfuerzos por regularlas e, incluso, prohibirlas. El hecho de que bitcoin figure de manera estelar en ataques de ransomware tan espectaculares como los sufridos por Colonial Pipeline y Kaseya -ambos en Estados Unidos, pero con alcance mundial en el caso del segundo- no ayuda a la causa rebelde.
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