Bitcoin ya es moneda de curso legal en El Salvador. ¿Y ahora?

16-06-2021
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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Hace ya una semana que El Salvador hizo historia al convertirse en el primer país en otorgar el estatus de moneda de curso legal a Bitcoin, dando así un tremendo empujón al controversial mercado de las criptomonedas y, de paso, abriendo una serie de preguntas que aún no tienen respuesta. 

¿Cómo sucedió esto? El antecedente inmediato es la conferencia Bitcoin 2021, realizada en Miami, Florida, del 4 al 5 de junio. En este evento, realizado de manera presencial y sin ningún protocolo en lo que respecta a COVID-19, fue notoria la participación del CEO de una plataforma llamada Strike, pues fue en esta sesión que se dio el anuncio más grande toda la conferencia.

Jack Mallers, que es como se llama este personaje, habló extensivamente de las bondades del Bitcoin ante un mercado global que demanda igualdad y flexibilidad en términos del sistema financiero. Presentado este argumento, habló de su experiencia de tres meses viviendo en El Salvador y de cómo ese país reúne las cualidades ideales para dar un chance a la alternativa de bitcoin, pues allá la economía se maneja mayormente en efectivo, se depende extensivamente de las remesas y se estima que alrededor del 70 por ciento de la población no está bancarizada. 

Fue igualmente en esta sesión que apareció el presidente de esa nación, Nayib Bukele, anunciando su decisión de enviar al congreso la legislación correspondiente para que Bitcoin sea declarada moneda de curso legal, proceso que tomó apenas 3 días.

Una de las promesas de bitcoin y de cualquier otra criptomoneda es que, al tratarse de un sistema descentralizado y que no está respaldado por nada en realidad, desaparecen los intermediarios (bancos) para realizar transacciones, y con ello igualmente desaparecen los honorarios que se cobran con por estas operaciones. Las criptomonedas asimismo proveen un alto grado de anonimato, lo que las hace atractivas para actividades ilícitas como el lavado de activos y el ransomware, un tipo de cibercrimen que ha estado muy activo en los últimos meses. 

Una de las muchas preguntas que surgen en torno a esta decisión de El Salvador es cómo exactamente funcionaría este asunto del bitcoin. Uno de los argumentos presentados para justificar la movida tiene que ver con remesas, haciéndose hincapié en lo rápido y fácil que es enviarlas y recibirlas a través del formato de esta criptomoneda, reduciéndose asimismo los costos asociados a la transacción. 

Siendo el caso que bitcoin es una moneda sumamente volátil, que al momento de este artículo ronda los 40 mil dólares, ¿cómo sería eso de mandar remesas por esa vía? ¿Será que se propone usar los mecanismos asociados a bitcoin sin convertir a esta otra moneda? Quizás. La realidad es que hay pocos detalles disponibles al respecto. Para quienes reciban pagos en bitcoin por actividades comerciales hay un fideicomiso de 150 millones de dólares en el Banco de Desarrollo para hacer un canje automático en base al precio en que fue valorada la mercancía al momento de la venta. 

Así como hay bajo nivel de bancarización, en El Salvador hay bajo nivel de penetración de la Internet, pues se estima que solo 45 por ciento de la población tiene acceso a este servicio, ausente en 90 por ciento de los hogares rurales. ¿Cómo se sacaría provecho a bitcoin entonces, cuando lo mínimo requerido es tener un móvil con acceso a Internet? Como parte de la movida, y en conjunto con socios como Strike, hay planes de crear una moderna infraestructura financiera en torno a bitcoin que además contempla la extensiva capacitación de la población. 

Quizás el punto más delicado de esta apuesta al bitcoin tenga que ver con las posibles consecuencias legales, pues hay ahora el temor de que El Salvador de convierta en una suerte de paraíso para lavadores de activos, narcotraficantes y demás personajes desagradables. El Fondo Monetario Internacional se cuenta entre los primeros organismos en reaccionar y externar sus preocupaciones al respecto, las cuales van más allá de lo legal para incluir consecuencias económicas con efectos especialmente negativos para los más pobres del país.

Pese a que la Ley Bitcoin se aprobó el 9 de junio, su entrada en vigor no será sino hasta dentro de tres meses. Solo con el tiempo se sabrá si esta apuesta fue una mala decisión o, por el contrario, una jugada maestra. Ya veremos.