Tres décadas de un esfuerzo nacional intenso, plagado de tropiezos y problemas sociales, económicos y políticos, y aunque han ocurrido algunos avances significativos en ese periodo, persisten condiciones de inequidad en salud.
Existe un consenso creciente sobre el hecho de que persisten debilidades en los Servicios de Salud y en la Seguridad Social, con impactos muy negativos en grupos poblacionales en situación de vulnerabilidad.
Es irrebatible la premisa, cada vez más reconocida y aceptada por la ciudadanía, de que debe ser una realidad incuestionable el reconocer la necesidad de hacer frente a las desigualdades en materia social, económica y ambiental, con énfasis en la Salud.
Que acepten la idea de que deben y pueden ser mejores cada día, que esa es una tarea de todos los días y que la calificación final al resultado de ese empeño la debe poner la propia conciencia y que frente a ese veredicto poco importa lo que piensen o digan los demás sobre todo si es lisonja.