Ya te vas para no volver

15-09-2021
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Hay muchas realidades, algunas profundamente amargas, que ha tenido que enfrentar la población dominicana a partir de la pandemia de la Covid-19 y del cambio de administración gubernamental que ha supuesto cambios indeseados, inesperados y algunos insoportables.

La inflación desproporcionada, carente de respuesta efectiva del Gobierno, ha de ser una de las que más preocupan. Pero hay otra preocupación que aumenta y molesta entre la ciudadanía: la precarización del servicio energético.

Son pocos, muy pocos, los sectores que aún permanecen con servicios de energía 24 horas. Las tandas de apagones se hacen eternas. Dañan los productos que requieren refrigeración y consumen la paciencia de la gente.

Las explicaciones de las autoridades son variadas. Por averías, por reparaciones, por tormentas o por deudas (aunque no se admite abiertamente).

Si bien es cierto que las averías y reparaciones son comunes, no es menos cierto que esas prácticas necesarias se realizaban antes de la actual administración y no significaban lo que ahora aparenta ser el desmonte de los programas de 24 horas de luz.

Los comerciantes sufren cuantiosas pérdidas por la falta de energía. En colmados, salones de belleza, barberías y otros negocios, el servicio, que ya era permanente, ahora lo reciben con la intermitencia de un arbolito de Navidad.

La nómina de la CDEEE aumentó en más RD$300 millones, según han denunciado partidos y organizaciones de la sociedad civil. Las pérdidas han aumentado y el servicio empeorado. Lo evidente: falta gerencia.

Como la juventud, para el inmenso Rubén Darío, para el pueblo dominicano la luz es un divino tesoro, que ahora siempre se va para no volver…