Acaba de pasar la Consulta Ciudadana del PLD para seleccionar su candidato a la presidencia y no hubo fraude,  galletas y división como algunos querían y les convenía.

Todo fluyó en paz, en medio de tanta carroña mandan un mensaje de sana cordura.

A partir de ahora el PLD inicia un nuevo ciclo, a cincuenta años de su fundación, saldrá a competir con un candidato joven y con bríos ante un presidente que se quiere reelegir  en medio de un gobierno joven que ya parece viejo.

Tienen la oportunidad de reinventarse, están obligados a encontrar formas sencillas de hacer política junto a la gente en los territorios.

En esta etapa ese partido ha de verse como una especie federación que agrupa múltiples visiones y liderazgos que se cobijan bajo una estructura política que les permite participar y expresarse en el tablero político nacional.

Esa diversidad lejos de ser un probelma es una virtud que pueden aprovechar.

Ante el nuevo panorama que vivimos, quizás les sea útil que se acerquen un poquito a los corazones de millones de dominicanos que necesitan recuperar la esperanza de volver a vivir políticas públicas y de derechos sociales y económicos que han perdido y deteriora sus vidas.

Tengo un miedo con Abel por sus posturas nacionalistas y antihaitianas, pero también anido la esperanza de que como ser humano que viene de abajo encuentre la humildad y se acerque un poco al pensamiento de Don Juan.

La suerte está echada, nos alegra que todo fue en paz, para el pesar de los pájaros de mal agüero.