Encuestas vienen y van. Se imprimen en diarios, ruedan por las redes, se instalan en carteles. Nos inundan, nos invaden. Dan cuenta de una supuesta mayoría abrumadora; de un pueblo que respalda a un Gobierno desatento.

La del colmado es distinta, como la de las esquinas de los barrios y campos de este país. Allí la verdad es otra. El alto costo de los alimentos, el calor insoportable, dimensionado por apagones y el sórdido aumento de la factura eléctrica, irritan al ciudadano.

La manera en la que sobrevive el pueblo dominicano hoy es surrealista. ¿Cómo se hace una familia para subsistir en medio de tanta desidia, de tanta desigualdad, de tanta carencia? ¡Y tanta indiferencia del Gobierno!

La encuesta a analizar es la conversación de los dominicanos, la mayoría, a los que han despojado de conquistas adquiridas, a quienes les han quitado el Sistema 911, la Tanda Extendida, las Estancias Infantiles, la tarjeta Solidaridad, las Farmacias del Pueblo, la energía 24 horas y los alimentos a precios asequibles.

Imbuido en sus propias mentitas, el Presidente de la República se lanza al ruedo. Con un creciente malestar social, quiere seguir gobernando contra el pueblo, creyendo en un respaldo popular que no tiene.

En el Gobierno del absurdo, el Presidente quiere reelegirse. “Y Mariana quiere ser canción”.