Volvió
El sentido común está de vuelta, para contrariedad de lo absurdo, su eterno contradictor, que de tanto gobernar, no se lo esperaba.
Su regreso lo ha propiciado la catástrofe del COVID, al evidenciar las disparatadas “verdades” de lo absurdo y de sus inciertas “bondades”.
Frente absurdos como la precariedad de los servicios públicos y del empleo, el sentido común, la “sabiduría de los comunes” (la gente), con sencillez y humildad, pone a pensar:
¿Por qué importan alimentos mientras el campo dominicano está de cosecha? Explíquenme.
¿Por qué suben los precios de los alimentos, de los combustibles, de las medicinas, de los alquileres, del dinero y no el precio del trabajo (salarios)?
¿Por qué si azota el COVID, el seguro médico no cubre la PCR? ¿Por qué exigir tercera vacuna sin completar la segunda?
¿Por qué dañar el 911, el almuerzo escolar, Asistencia Vial, si funcionaban bien?
¿Por qué querer fideicomizarlo todo, como Punta Catalina, si para eso tenemos Estado?
Curioso fenómeno mercadológico de rebranding (ninguna empresa global o Estado lo ha tutelado), el sentido común gana seguidores hoy entre la clase media pensante y emprendedora en un momento de desconcierto, incertidumbre y asombro.
Muy útil, convoca a la reflexión, pone las cosas en su lugar y ayuda a encontrar las respuestas que buscas.
Si no lo has redescubierto todavía, quizás sea este el momento para volver a usar el sentido común.
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