Virus de la indiferencia
En marzo de 2020 pensábamos que la pandemia acabaría en cuestión de meses. Estamos a dos meses de cumplir dos años…
Casi dos años usando mascarilla, desinfectantes y vacunándonos hasta la saciedad.
En 2022 tenemos pandemia, variantes, vacunas, inflación, deudas, aumento de pobreza y de incertidumbre. Lo que iba a durar unos meses, no solo se ha extendido por años, sino que ha desmejorado la calidad de vida de la gente. Otros miles, lamentablemente, han muerto a causa del virus.
A esto se le suma la llegada de un Gobierno que se esfuerza en desamparar a clases media y baja. A pequeños y medianos productores agropecuarios les han pasado el tractor de las importaciones por encima.
Mientras, micro y medianos empresarios han levantado la bandera de la quiebra. La población más pobre, y más abundante, desayuna inflación cada mañana.
Salir del corononavirus no será tan fácil como creíamos. Pero ahí vamos. Combatiéndolo hasta en nuestros cuerpos.
El enemigo microscópico nos ha puesto en jaque. Pero hay otro virus que también es silente y mortal. Es el de la indiferencia oficial.
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