Violento
Siempre habrá quien encuentre nuevas formas de disminuir las tragedias. Y en esa tarea, un senador dominicano ha puesto sobre la mesa sus pensamientos.
Es parte de la cultura de preguntas equivocadas y respuestas erróneas a esta realidad.
Un sistema violento que nos agrede normalizando la violencia sexual contra las mujeres, haciéndolas únicas responsables de lo que viven. Por supuesto, con la complicidad de actores como los congresistas, el policía del destacamento donde vas a poner la denuncia o de la misma sociedad que enmudece, juzga e ignora que esto es, además de un crimen, un tema de poder y dominación del abusador sobre su víctima.
Nos violan: ¿cómo iba vestida? Nos golpean: ¿qué hizo para ganárselo? ¿No te defendiste? Nos secuestran y explotan sexualmente: ¿por qué no te fuiste?
Es una atmósfera que fomenta la violencia sexual. No olvidemos los titulares de los medios dominicanos, en los que siempre hay que recordarles que los adultos no se casan ni tienen relaciones de pareja con una menor, sino que son sus violadores. Un asunto de encontrar las palabras adecuadas, de poner el nombre correcto. Dejar la cortesía con el abusador y ofrecer validación y empatía a las víctimas.
Ha olvidado el representante del pueblo que se sonroja y ofende por las fotografías de una joven cantante, que la violencia no es solo física, y que un perpetrador también hace uso de la violencia emocional para sus crímenes.
La violación es un daño que no tiene fecha de expiración. Detrás de un «parece buen tipo, conmigo siempre fue chévere», puede esconderse un monstruo terrible.
Es oportuno que el senador se entere que la violación sexual en sí, es violencia suficiente, que lo haga un marido no duele menos, que no es tan simple como «tirarle un pie».
En un país como el nuestro, donde la educación sexual es nula, donde nuestros representantes no han entendido que es fundamental para, incluso, detectar casos de violaciones a niños y niñas, el consentimiento sexual no puede seguirse tomando a broma.
Las disculpas no borran el pensamiento que se hace ley, porque eso es lo preocupante con estas declaraciones.
Estamos, mujeres dominicanas, a un paso de la hoguera.
Si te violan, NO es tu culpa.
Que estés casada NO es una obligación para «cumplir» con lo que no quieres, no es un certificado para libre violación.
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