“Verde luz de monte y mar”

29-07-2024
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Una flor se cierra. Una nueva estrella brilla en el firmamento latinoamericano. Antonio Cabán Vale (El Topo) ha partido. Nos deja, eso sí, su legado poético, folklórico, musical y patriótico que trasciende  generaciones.

Nació en el corazón montañoso del oeste de Puerto Rico, y a ese corazón cantó con el trino bello, apacible y obstinado del ruiseñor.

Antonio Cabán Vale impactó en la nueva canción describiendo con letras sencillas la realidad compleja y conmovedora de su pueblo.

“Flor de amapola”, “¡Qué bonita luna!”, “Los lirios del campo”, “Dónde vas, María” y—probablemente usted la escuchó con Wilfrido Vargas—“Solina, Solina”, llenaron los espacios de la lucha y del amor.

Contra las drogas—otro de los instrumentos de dominación de nuestros pueblos—lanzó una tonada sublime: “Expresa lo que sientes”.

Concedió especial importancia al rescate del folclore como forma de identidad nacional y levantó su voz en protesta política con canciones como “Antonia”, en memoria de aquella estudiante asesinada en Río Piedras, y su emblemática “Canción del pueblo”.

Produjo más de 20 álbumes y escribió dos libros de poesía: “Un Lugar Fuera de Tiempo” y “Penúltima Salida”.

Su obra maestra, “Verde luz”, fue compuesta a los 24 años. Es himno y símbolo de la lucha por la independencia de Puerto Rico.

Sublime, magistral, en pocas palabras aborda la realidad de su patria: el exilio, la emigración y la   nostalgia del regreso, la naturaleza con sus “playas primorosas” y sus “palmas silenciosas” y el anhelo de libertad para la “flor cautiva”, para la que anhela ver “libre tu suelo, sola tu estrella” y su “verde luz de monte y mar”.

Eterno, Antonio Cabán Vale perdurará con sus canciones. Ellas seguirán resonando en los corazones de los patriotas puertorriqueños y de los amantes de la música y la libertad de nuestros pueblos.