Uno a uno. Año a año. Por Juan Bosch…
25 de septiembre, sesenta y un años del golpe de Estado contra Juan Bosch. Es necesario contarlos. Uno a uno. Año a año.
Que no haya olvido. Porque quieren que olvidemos. Nuestra memoria, nuestros recuerdos, son los que nos salvarán.
Porque no quieren que veamos cómo se repite cada vez el golpe de 1963. Cómo se hostiga al gobierno de Petro en Colombia. Cómo se asedia al gobierno de Venezuela. Cómo se acosa a Xiomara Castro en Honduras. Y a AMLO en México. Y se oprime a Cuba y se invade a Haití.
Cómo se pasea la sombra ominosa de la intervención por dondequiera que se huele desobediencia.
Y vemos a la vergüenza arrodillarse y robar aviones. Bloquear en los bancos la riqueza de nuestros pueblos. Poner sanciones para que nadie ose cuestionar la Doctrina Monroe de dos siglos.
Sesenta y un años y el golpe sigue. Juan Bosch es el símbolo del sacrificio de nuestro pueblo. Y del coraje que en abril floreció cuando la dignidad se lanzó a las calles convocada por el deber y por la patria.
Olvidar está prohibido. Olvidar es un acto abominable de traición al pueblo que espera por nosotros. Que espera por Juan Bosch como espera por Duarte, cuya obra de nuevo nos convoca.
“Goberné montado en el lomo de un tigre”, dijo a un periodista en Puerto Rico. Fueron siete meses con marchas religiosas en las calles (la marcha verde de entonces); de conspiración incesante de la oligarquía de siempre. De huelgas inexplicables y bien pagadas como en Chile.
Pero fueron también siete meses de revolución democrática. De lucha contra el analfabetismo. De defensa intransigente del patrimonio nacional. De enfrentamiento contra generales corruptos entregados a sus amos de aquí y de allá. Siete meses de dignidad.
Sesenta y un años después del golpe traidor, es necesario seguir contando uno a uno. Año a año. Por Juan Bosch. Por Juan Pablo Duarte.
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