Una tarea mediocre

22-05-2022
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

La negación y la ceguera no enseñan nada positivo, ni ayudan a avanzar.

Vivir en constante negación de la realidad complica, incluso, que vivamos el presente de mejor manera, y que nos preparemos para el futuro.

Por años, fuera y dentro del gobierno, han jugado al desprestigio y a la desmemoria, como si Google, de lo que parecen ser fanáticos, no archiva sus ocurrencias, promesas e historias.

Las culpas al pasado, que hace ya dos años no toma decisiones de Estado, solo destacan su falta de preparación y poco conocimiento de lo que deben hacer. 

Y jugando a ese desprestigio, buscando minimizar lo que se logró, aparecen culebras, declaraciones y hombres por los aires. Dicen, en un intento desesperado por defender el fango en el que nos han metido, que no se resolvió un solo problema durante las pasadas gestiones.

Y entonces me pregunto, y sé que muchas otras personas también, si no se resolvió un solo problema:

¿Cómo es que los dominicanos hemos vuelto a quejarnos de los apagones, que ya no existían?

¿Cómo es que se nota que ya Senasa, por ejemplo, no funciona como antes, y que ha disminuido su calidad?

¿Cómo es que han vuelto los traslados de heridos en motores y camionetas, porque el 911 está destruido?

¿Por qué la gente se ha vuelto a sentir insegura, cuando se queda en una carretera, porque RDVial no funciona como antes?

¿Por qué están al grito las madres y padres con niños especiales, porque ya el CAID no es lo que era?

Y las calles descuidadas y llenas de hoyos, que ya no ocurría, ¿por qué han vuelto? ¿Cuántos años pasamos sin escuchar quejas de los productores agropecuarios dominicanos, mismas que se repiten en todas las provincias del país?

Y son muchas más las preguntas en educación, salud, precio de los alimentos y muchas otras áreas. Absurdo, señores, es vivir diariamente tratando de ocultar la realidad actual, porque la gente la vive y compara. 

Los avances en los últimos años, sobre todo en los ocho años de Danilo, fueron muchos y tangibles. Seguir insistiendo en querer borrarlos, es una tarea mediocre.