“Timeo danaos et dona ferentes” (temo a los griegos y a sus regalos).

La frase es célebre. Es de Laocoonte, sacerdote, quien advertía a los troyanos sobre la maldad que puede haber en ciertos regalos.

La ofrenda de paz que hacían los danaos a los troyanos era un enorme caballo de madera en cuyo interior iban soldados griegos.

Los troyanos creyeron en la buena fe del regalo y así entraron los soldados griegos en la fortificada Troya.

Viene a cuento la leyenda a propósito de la propuesta de reforma constitucional que promueve el gobierno.

Que el presidente está cediendo parte de su poder, dice el Administrativo de la Presidencia y alto dirigente perremeista.

Lo primero es que, bien vista la propuesta, no cede nada. Todo lo contrario. Es un caballo de Troya preñado de contrarreforma. Lo han advertido ya varios especialistas.

Lo que en verdad busca el gobierno, además de distracción, está muy claro:

Primero: garantizarse la permanencia de jueces suyos en las altas cortes muchísimo más allá del 2024.

Segundo: Conseguir poder para quitar jueces que le resultan incómodos en las mismas cortes.

Y, de paso, aprovechar la ocasión para introducir la moción que procura disminuir el porcentaje del cincuenta más uno para ganar las elecciones presidenciales, al cual temen como el diablo a la cruz.

¿Que fortalece la institucionalidad?

¿Cómo creerlo a un gobierno caracterizado por el desparpajo en el manejo de lo público; que quiere gobernar de fideicomiso en fideicomiso; que no pierde ocasión para intentar pasar paquetes fiscales de manera subrepticia…?

Lo que está en marcha es una verdadera contrarreforma y puede salir tan cara como el caballo griego a los troyanos.