Tienda aparte
Los ancestros de Francisco y Kirill gestionaron juntos la inmensa herencia que les había dejado su madre Ekklesia hasta el día que decidieron hacer tienda aparte.
Corría el año 1054.
La distancia, sin duda, contribuyó a separarlos: papas de la iglesia católica de Occidente gobernada desde Roma y patriarcas de la iglesia católica de Oriente, primero en Constantinopla y luego desde Moscú. Para mayor inri, los primeros oficiaban entonces en latín y los segundos, en griego.
Por siglos, papas y patriarcas acumularon diferencias en la construcción de relaciones e identidades en las muy distintas realidades económicas de sus territorios y de lealtades y cooperación con el poder político y social.
Posteriormente, dos hechos relativamente próximos profundizaron el cisma: la caída de Constantinopla en 1453 (que perjudicó a la iglesia católica de Oriente) y la colonización de América a partir de 1492 (que benefició a la iglesia católica de Occidente).
En 2016, el papa de Roma y el patriarca de Moscú se encontraron en La Habana en ánimo ecuménico.
Mil años sin verse no es poco tiempo.
Recientemente, volvieron a conversar vía Zoom por la guerra en Ucrania. “No deberías convertirte en el monaguillo de Putin”, le habría dicho el papa Francisco al patriarca Kirill, luego de escuchar “pacientemente” su defensa de la intervención rusa, reseñó Corriere Della Sera.
El señalamiento de Francisco coincidió con las sanciones de la Unión Europea al patriarca Kirill.
El ecumenismo también se ve afectado por la desglobalización conflictiva.
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