Surfeando la ola
Ómicron está aquí. Se ha instalado en nuestros cuerpos como sentimiento patriótico. Estornudo, tos, fiebre… ¿Será la gripe mala? Enero llegó con furia. Miles se han reintegrado a sus puestos de trabajo para enterarse de que la mitad de sus compañeros están cortados por influenza o covid.
Hacerse una prueba PCR es el viacrucis del siglo 21. Hay que dedicarse varios días a estrujarse en gigantescas filas con personas evidentemente contagiadas para saber si finalmente es covid u otra cosa. Si no lo era, posiblemente lo será entre tanto contagiado.
Los controles sanitarios y los datos disponibles están tan ausentes como las pruebas de covid o los medicamentos en farmacias del pueblo. Al vacunador Gobierno se le acaban las opciones. Descuidar la vigilancia sanitaria nos ha costado caro. El pueblo lo sufre de la manera más descarnada.
Se quiere, a pesar del caos, mostrar un clima de control sobre todas las cosas. Lo que verdaderamente no hay es eso: control. Hace más de un rato que al Gobierno se le salió de las manos la situación sanitaria.
El pueblo dominicano ha tenido que surfear en el último año, además de las olas de covid, la ola improvisadora del Gobierno que lo dirige.
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