El PRM obtuvo en febrero pasado cerca de 300 mil votos menos que en 2020. Y, como en 2020, gracias a una gran abstención de votantes, convierte un 20% del padrón electoral en más de un 50%.

Busca lo mismo ahora en la primera vuelta de las presidenciales y congresuales. Sabe que una segunda vuelta podría resultarle desastrosa. Por eso vende la percepción de mayoría apabullante para convencer a incautos de “para qué votar”.

Buscará de nuevo una gran abstención, no lo dude. Para lograrlo hará lo indecible. El fraude es siempre recurso a mano. Y comienza a ejecutarse temprano. Los medios son ariete necesario y tiene los recursos para contar con ellos.

Lo otro es desmoralizar a la oposición. Seguir provocando renuncias. Comprando desencantados. Alquilando cédulas.

Agréguese a eso el bono a mil del MINERD. El bono navideño extendido hasta junio. Las “pensiones solidarias” en oferta. Publicidad abrumadora. Ofrecimientos de todo tipo. Y un sinfín de recursos a mano.

La participación masiva del electorado es su gran temor. Nunca ha logrado los tres millones de votos y los votantes podrían rondar los siete millones si fracasan sus planes de lograr otra abstención masiva.

Un gobierno que se sustenta más en la abstención que en la participación es un gobierno ilegítimo, aunque sea legal. No logra la validación de la mayoría del padrón de electores.

La abstención no es democracia. La democracia es sobre todo participación, compromiso. Una gran participación popular en las próximas elecciones puede salvar la democracia dominicana.