Sin perder la alegría

14-06-2023
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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El fin de semana ocurrió algo digno de ser relatado. Yo estuve ahí. Lo vi. Nadie me lo contó.

En una marcha peledeísta por cinco barrios populares de Santo Domingo Este, la gente salió al encuentro. Se volcó a respaldar un reclamo colectivo.

En una boca calle, un grupo de jóvenes se concentró a brincar, soplando cornetas. Llenaban todos los espacios con una algarabía estridente. Me acerqué y pregunté ¿Qué pasa? ¡Que nos estamos muriendo de hambre!, gritaron algunos. ¡Que no aguantamos la basura y el desempleo!

¡Cosa extraña el pueblo dominicano, que expresa su rabia con alegría! Protestaban contra el desorden, la desatención, el abandono. Pero no con tristeza. Irritados, hasta bailaban, lo hacían con una sonrisa de oreja a oreja.

Desde los balcones voceaban, desde los colmados, en las calles y las aceras, en los portales de las casas manifestaban su enfado, con una esperanza en el pecho, con una sonrisa en la boca, con un merenguito por dentro.

Carteles, banderas, potes de aceite vacíos, una señora con títeres en la mano. La creatividad no faltó. La efusividad fue notoria. Una rabia sienten ellos, que no nos han contado las estadísticas y los récords del Gobierno.

Bajo un sofocante calor, la gente salió a mostrar su justificado enojo. Sin perder la alegría.