Si yo llego a saber
La desglobalización conflictiva avanza imparable. Decoupling lo llaman los americanos. Desacople del comercio y sus rutas, de intermediarios (bancos) y de la moneda, el dólar. Recuerda 1453, caída de Contantinopla o 1605 aquí, Devastaciones de Osorio. Después, nada fue igual.
Solo hay que ver las noticias para darse cuenta: fin de semana pasado, Cumbre de países del G-7 y sus invitados, guerra proxy en Ucrania y Sudán, otra a punto de estallar en Taiwan, acuerdos estratégicos China y Rusia, sanciones (en realidad prohibiciones) a Rusia y a China, Foro Económico Internacional en San Petersburgo desde el 14 al 18 de junio.
Más de 80 solicitudes de países para ingresar a los BRICS, comercio nearshoring y friendshoring, tensiones en el Ártico, Rusia que abrirá puerto de Vladivostok a China el primero de junio, caos en Perú, Ecuador, Haití, Libia, Burkina Faso, Sri Lanka, Argentina, Reino Unido luego del Brexit y posible recesión en Alemania.
Estamos en las vísperas inaugurales de nuevos tiempos con sus atractivos y sus inconvenientes.
Advertidos por los acontecimientos que están sucediendo, me encantaría pensar que empresarios y políticos dominicanos son conscientes de los riesgos y oportunidades que traen aparejados.
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