Si los dejan

29-05-2024
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Veinte años llevaba Miguel en la empresa Miña Leite cuando fue cancelado. 

De ordeñar vaquitas en Santiago Rodríguez y vender leche en una camionetica Datsun 78, Miña Leite pasó a producir quesos tipo crema y de freir y suplir 63 mil raciones de leche diarias (que perdió tan pronto llegó el PRM).

El dueño murió de Covid-19 en 2020  y la esposa, cansada, le pidió a dos de sus hijos, Juan (economista) y a José (abogado), que habían estudiado en los EE.UU. y España y vivían en la capital, que se hicieran cargo de la empresa familiar.

La primera decisión que tomaron los hijos fue cancelar a Miguel a pesar de ser ingeniero lácteo alimentario con maestría en Curitiba, Brasil.

Juan, el economista, asumió con ideas nuevas. Fabricar yogures, fue una de ellas. Eliminar la siembra de trambala (alimento de ganado) fue otra.

La entusiasta renovación que el mercadólogo amigo de Juan llamó “rebranding”, no llegó a materializarse, con el agravante de que Miña Leite debe ahora casi un millón de dólares al banco por las máquinas que compró.

José, a quien nunca le gustó bregar con vacas, quiere su parte, al igual que las dos hermanas. Que se venda Miña Leite y a cada cual, lo que le toca. Un pleito montado tienen entre ellos.

Cuando escuché a insolentes e iracundos miembros del PLD en talante turba con la disparatada consigna de “renovación”, con un PLD todavía bajo los efectos de la abstención, del asedio y de la codicia electoral del gobierno, recordé a los herederos que se disputan la propiedad de la empresa familiar en vez de fortalecerla para evitar desaparecer.

En aras de la renovación y de la apertura, el PLD ha permitido que individuos que no son políticos, sino buenos en su quehacer de empresarios o de profesionales, que bien podrían estar en cualquier partido, porque no tienen credo, tengan el atrevimiento de chantajear al PLD con renovación en medio del hostigamiento del adversario, que no descansa en tratar de destruirlo o neutralizarlo.

El PLD es propiedad del pueblo dominicano (no una empresa privada con accionistas). Existe para defender los intereses del pueblo, no los intereses particulares de sus miembros; lucha para liberar al pueblo dominicano de sus males y procura su bienestar y prosperidad con sus políticas.

Danilo y su obra de gobierno son el horizonte político y seña de identidad del PLD. Su salida de la presidencia del partido es inaceptable. Inadmisible.

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