Servir al pueblo
Desde su fundación (1973) hasta 1996, veintitrés años, el PLD se dedicó a servir al pueblo. De la mejor manera: como instrumento de lucha y de educación política.
Llegados al gobierno en 1996 esa función pedagógica del PLD fue mermando hasta llegar a cero. Ya no era necesaria la educación política del partido ni de las masas.
El Conceptualizador sería su líder eterno. Nadie más debía conceptualizar.
El desastre está claro: el pueblo hoy está huérfano de educadores políticos…por eso languidece su conciencia social, histórica, ecológica, política.
Inhabilitado para valorar veinte años de la mayor modernización y transformación que ha visto nuestro país, cae presa de la demagogia del “cambio” y la geopolítica del momento.
Reducción de la pobreza. Creación de casi un millón de empleos. Más de 26,000 aulas construidas. 11,000 en construcción. Tanda extendida. Lucha contra el analfabetismo.
El 911 en todo el territorio. Miles de kilómetros de carreteras. Servicio de atención vial. Modernización de nuestra red hospitalaria. Apoyo al campo que permitió producir el 85% de los alimentos que consumimos.
Cifras récord de turismo: 8 millones de visitantes. República Digital y más de 1,200 servicios en línea.
Duplicación de la generación eléctrica en ocho años. Construcción de decenas de miles de viviendas…
Frei Betto lo decía a propósito de la obra de Lula y el PT en Brasil: Sacamos a mucha gente de la pobreza, pero nos olvidamos de enseñarla a pensar.
DM lo decía al finalizar el IX Congreso: “El PLD se gestó como una institución al servicio de la gente y del progreso, dentro o fuera del poder”. Y agregaba:
“…el PLD se renueva afianzando los principios éticos y democráticos que nos enseñó el líder y maestro, el Profesor Juan Bosch…”.
Revisar ese discurso y las metas del IX Congreso sería la primera tarea. ¿Queda claro?
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