En este mes del equinoccio de otoño, no muy perceptible en esta canícula caribeña, nacieron tres gigantes de la Biología en República Dominicana, fundadores y maestros de nuestra estirpe.

La primera, Idelisa Bonelly, gigante del mar, nació el 10 de septiembre del 1931, el mismo año que Ana Mercedes Henriquez, maestra formadora de maestros, quien nació el 21 de septiembre, el mismo día del equinoccio.

Ese año debieron estar alineados los astros en el firmamento para que en un pequeño país, en una isla caribeña, hace casi un siglo coincidieran tales nacimientos.

Más grande aún que esa casualidad debió ser la fortaleza de tan grandes mujeres de ciencia para que en sus vidas fecundas pudieran alcanzar los grandes logros que han iluminado y mostrado el camino a nuestras generaciones.

Ana Mercedes, puertoplateña, fue alumna privilegiada del otro gigante de septiembre, el profesor Eugenio de Jesús Marcano, cuyo centenario cerramos este 27 y aún sigue aportando a nuestro quehacer científico porque su vasto legado está lejos de ser estudiado a cabalidad.

Idelisa fue fundadora de nuestra Escuela de Biología de la UASD, junto a Marcano y a otros grandes de la ciencia de nuestra Alma Mater.

No vamos a insistir en todo su legado. Hoy día se puede consultar en línea. Pero sí queremos insistir en su grandeza, inspiración y ejemplo para las generaciones actuales y futuras, porque es lo más importante para mantener la defensa de nuestro Patrimonio Natural, ya que los tres siguen siendo baluarte de esa patria natural que es la base y suma de la vida, nuestra biodiversidad.