Salud mental: necesaria y urgente
Como cualquier enfermedad, no discrimina. Y llega a niños, jóvenes, adultos mayores, hombres y mujeres de cualquier condición social. Y en muchas formas.
Perderla provoca exclusión, el acceso a sus atenciones y tratamientos no están al alcance de muchos. Es una gran deuda pendiente.
No es menos importante que las atenciones de salud en cardiología, ginecología, vascular o neurológicas. Y debemos hablar de los porqués.
Una salud mental estable nos ayuda a prepararnos para asumir tareas, tomar decisiones y hasta para mejorar la alimentación. Hay quienes no logran hacerlo por ansiedad u otro padecimiento mental.
Debemos contar con servicios de salud mental para que las víctimas puedan reconocer y superar los abusos y sus manifestaciones. Para construir relaciones saludables, para sanar las violencias invisibles con las que crecemos y que muchas veces normalizamos.
La inversión en salud mental es importante, fundamental y urgente. Es un grito desesperado hoy, 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, pero es una lucha de años, una necesidad diaria que se siente en las calles, en el accionar de la gente y en las reacciones ante cualquier situación. La pandemia lo ha agravado.
Es necesaria para crear conciencia, para desde la empatía llamar la atención sobre ella y sus distintas formas. Para eliminar las barreras y tabúes a su alrededor. Para dejar de ver la búsqueda de ayuda como una debilidad o una derrota.
Porque, con ciudadanos mentalmente estables y con servicios de salud mental accesibles muchos aprenderían, incluso, a gestionar las tareas de la crianza desde la calma, a ser mejores padres para sus hijos, a criar niños autónomos.
En el país se han dado pasos. Quizás pequeños, pero han hecho la diferencia para muchos. Reside fue uno de ellos.
Vino a saldar esa histórica deuda para personas con trastornos mentales. Trabajaba en la reinserción familiar y con las comunidades buscando prevenir estas enfermedades.
El pasado gobierno también amplió la capacidad de camas de internamientos en los centros públicos, se actualizaron los instrumentos normativos y protocolos para la atención y se fortaleció la dotación de recursos humanos con psiquiatras y enfermeras.
La deuda sigue pendiente. Que lo avanzado no se pierda, sino que se mejore.
Es un llamado de atención para autoridades y ciudadanos. Como reza el lema de la conmemoración de este año, hagamos del acceso a los servicios de salud mental una realidad para todos.
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