Salud mental, dirás tú
Resulta maravilloso como la mayoría de las personas celebran las fiestas de fin de año, sin importar el desamor de los tiempos difíciles que le ha tocado vivir: empleos y servicios precarios, alimentos y medicinas caros.
Lo hacen con generosidad desconcertante: regalando(se) alegrías.
Fiestas para celebrar el fin de otro año de trabajo duro y la merecida cosecha de un recorrido juntos; para celebrar la victoria sobre las inclemencias de una cotidianidad muchas veces absurda. Más aún, para festejar la terquedad irrenunciable de querernos en familia, en amistad.
¡Vivos para celebrar!, cada cual como puede y a su manera.
Las fiestas resetean las ganas de vivir. Obran como una suerte de benevolencia liberadora de culpas sin culpables, dolores sin causantes y de amores, aún sin amantes.
Que perdonen los aguafiestas cautivos de sus verdades y también los otros en sus piadosas mentiras: afortunados todos por las fiestas de la lucidez y la salud mental.
Te regalo mi alegría y también mi abrazo. ¡Feliz año 2023!
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