Salga con la realidad y deje la percepción en su casa
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Es un error creer que el duro golpe de los altos precios de los alimentos se puede disimular con maquillaje o mensajes de “influencers”. Por más percepción que se intente construir para anestesiar a la gente, el calambre por los altos precios a la hora de pagar los hará mantenerse despiertos.
Una cosa es tratar de influir en la gente para que defienda el peso comprando fuera de las cadenas habituales de abastecimientos y otra cosa muy diferente es tratar de hacerles creer que los precios de la comida están por el piso.
De hecho, acudir al INESPRE como solución primaria junto a la ofensiva puesta en marcha en torno al Merca Santo Domingo termina reafirmando lo que con tanto empeño desde algunas esferas gubernamentales se ha querido negar.
La estrategia de pretender borrar el hecho negándolo es, a todas luces, débil, burlona e irritante. Además, cada vez que la gente va a comprar comida, medicina o cualquier otro artículo se percata al momento de pagar de la cruda realidad.
Es justo reconocer que el discurso articulado para echar toda la culpa de la carestía a los supermercados, colmados o pulperías es hasta bonito, incluso la estrategia es “genial”, indisponer a la gente en contra de ellos, para que no piensen en el responsable.
Los gobiernos que no controlan la inflación, exponen al trabajador asalariado y al que recibe pocos ingresos o ningunos, a llevar la peor parte.
Tal vez, los que están en la comodidad de sus bien ventilados y decorados espacios mirando todo desde su fantásticas burbujas, piensen que solo con poner a disposición el Merca Santo Domingo y el INESPRE, ya ha quedo resuelto el problema de la pérdida del poder adquisitivo de la mayoría de la gente de a pie.
Al parecer, será necesario colgar en Google o en tutoriales de YouTube todas las maromas y piruetas que tienen que hacer los dominicanos y dominicanas pobres y de clase media baja, para sobrevivir el día a día.
Las soluciones aportadas hasta ahora ignoran la situación de los trabajadores y dueños de pequeños negocios que están obligados a comprar en el comercio privado, porque o no disponen de tiempo, medios de transporte o no tiene la posibilidad de acumular comida por más de dos o tres días.
Tampoco han tomado en cuenta a las personas que por necesidad están obligados a usar tarjetas de crédito como mecanismo de autofinanciamiento o medio de equilibrio para poder completar la quincena o el mes, así como otros tantos ciudadanos con situaciones más difíciles.
Como podrá notarse, no es asunto se ponerse a crear percepción, sino de crear soluciones adecuadas para todos.
Hacen falta muchísimos más creatividad. Al parecer ya se olvidó que en los momentos más críticos de la pandemia con el país cerrado, no fue necesario para comprar comida barata ni salir a pescar un camión del INESPRE ni tampoco obligatoriamente ir al MERCADOM.
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