Los embates de la crisis sanitaria generada por el coronavirus no han modificado el ímpetu del pueblo dominicano de salir adelante.

A pesar del encierro, frustración y precariedad, las sonrisas no han desaparecido de los que luchan cada día. Las mascarillas no las han borrado.

Hablamos de un pueblo que se sobrepuso a un gobierno extranjero 22 años, luchó por su independencia, se resistió a una anexión, soportó caudillos, se opuso a una invasión militar, resistió una dictadura sangrienta, combatió otra invasión militar y defendió en las calles una Constitución y un gobierno.

El indómito y bravo pueblo dominicano se recuperó de 12 años de Gobierno que nunca legitimó en las urnas, de revueltas por crisis económica, de otros diez años de elecciones amañadas, de la quiebra de bancos y la mala gestión administrativa.

El ADN de este pueblo está compuesto de resistencia. Resiste con entusiasmo. Se supera, avanza, no detiene el paso, tiene fe en el mañana. Es el pueblo dominicano que describe el poeta Pedro Mir. El mismo que hoy, como ayer y como siempre, resiste con esperanza. Hoy resiste pandemia, inflación y cambio. Y de nuevo vencerá.