Al pobre se lo está llevando quien lo trajo.

¿Y quién fue que lo trajo?

Al pobre lo trajo la desigualdad. El pobre es hijo de sangre de la miseria, nacido y criado entre el hambre y el malvivir.

El pobre, cuyo espíritu inquebrantable se subleva en la mayoría de los casos contra la desilusión y la desesperanza, aspira siempre a mejorar sus condiciones materiales de existencia.

Pero el pobre no tiene ayuda, el pobre no tiene familia que lo sustente y lo levante del lodo.

El pobre cree que nació pobre por destino, porque Dios lo quiso. El pobre vive de los golpes de suerte. De la brisa monetaria que le entra algún día de fortuna.

La verdad es que el pobre nació pobre porque nació en un Estado cuyos gobiernos le tratan con indiferencia, lo marginan y condenan a seguir reproduciendo pobreza.

Después de políticas públicas establecidas en los últimos años, políticas que le declaraban la guerra abiertamente a la desigualdad, hoy el pobre, el dominicano de escasos recursos ve reducidas sus esperanzas en tiempos de pandemia, improvisación gubernamental y desmonte de las iniciativas que le servían de impulso para librarse de ese cáncer social llamado pobreza.

A la intemperie, en la calle del desamparo, al pobre se lo está llevando quien lo trajo.