Es importante que el gobierno rinda cuentas de lo que nos ha costado su rendición de cuentas.

No me refiero al acto del presidente Abinader, realmente espectacular. No por su contenido, que fue más de lo mismo, sino por el boato. Puro espectáculo, ciertamente.

Me refiero al acto de rendición de cuentas de cada ministro que se pavoneó orondo frente a las cámaras hablando de todo lo mal que estábamos antes y de toda la magnífica obra que se ha realizado en un año.

Lo de la Agricultura, por ejemplo, es una maravilla. La peste porcina africana es la coronación de una  cadena de desaciertos con corrupción incluida, que el ministro ni mencionó.

¿Cuánto nos habrá costado la vitrina montada por el gobierno sobre los cadáveres de millares de cerdos y las angustias de miles de pequeños y medianos productores?

Que se rinda cuentas de la rendición de cuentas. Porque los botones de muestra son abrumadores:

Si el empaque del ministro de Obras Públicas nos costó casi dieciocho millones de pesos, ¿cuánto nos costó la representación del presidente Abinader, la de Turismo, etcétera?

¿Dónde quedó el compromiso con el ahorro, con el gobierno chiquito..?

Lo de Medioambiente es otra joya por todo lo que entraña su costo. Esa puesta en escena, dicho por el ministro, fue un regalo hecho por empresarios.

¿A cuánto asciende el favor? ¿A santo de qué? ¿Es ético, moral, legal que un funcionario reciba semejantes favores?

Insistimos: el gobierno debe rendir cuentas de cuánto ha costado al pueblo su rendición de cuentas si es verdad que, como ha dicho, le interesan la transparencia y la vergüenza. Tenemos derecho a saberlo.