Pronto sabremos la agenda secreta de Blinken
Puede que sí, que, como dijo la prensa, el secretario Blinken haya venido a hablar sobre Haití. Pero si de agradecer se trata, seguro que esta gira tiene mucho más que ver con Venezuela.
En Venezuela se juega la vida Estados Unidos. Allí están las más grandes reservas de petróleo y gas. Y, como si todo eso fuera poco, hay yacimientos de oro y de otros tantos minerales y tierras inmensas codiciados por el amo del Norte.
Haití está bajo control. Militarmente ocupado de nuevo por Estados Unidos, esta vez bajo bandera keniana.
Es otro de esos “shit holes” o letrinas que definió un ex presidente yanqui. Que eso son nuestros pueblos pobres en la estima estadounidense.
Invadido, controlado, balcanizado, anulado su Estado, empobrecido hasta los tuétanos por dos siglos de invasiones y endeudamiento criminal, Haití no es preocupación americana.
Venezuela, sí. Allí hay desobediencia. Allí quedan riquezas fabulosas y hay sobretodo dignidad y soberanía reales para repartir.
Y a eso vino Blinken. A agradecer la captura del avión venezolano ejecutada por el corsario Abinader y a ponerle nuevas tareas a su empleado.
Sabe que Abinader es una réplica genuina de Sánchez Ramírez, Santana, Báez, los golpistas de septiembre de 1963 que llamaron al amo en 1965 y éste les envió 42 mil marines en pocas horas para asesinar al pueblo dominicano sublevado. Como aquéllos, Abinader ladra contra Haití, pero se arrodilla frente al amo imperial.
Blinken sabe, además, que Abinader es de la misma cuadra de Hipólito Mejía, quien en 2003 envió tropas dominicanas a legitimar el genocidio de dos millones de irakíes, que no importan a la Corte Penal Internacional. Porque quien importa es Maduro.
No tiene a su disposición a la Marcha Verde, engendro de la USAID para sacar al PLD del gobierno, pero tiene mucho más: todo un gobierno para ejecutar actos de piratería imperialista a sus anchas y sabe Dios cuántos actos más de intervención contra Venezuela han sido encargados al corsario Abinader.
Pronto lo sabremos, porque el Tío Sam tiene sed insaciable de petróleo barato ahora que el mundo se le cae encima y sabremos también si es verdad que en la patria de Simón Bolívar hay un pueblo dispuesto a morirse por su dignidad y soberanía.
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