Política exterior temeraria

28-11-2022
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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La imprudencia ha acompañado la política exterior del gobierno desde su inicio.

El presidente Abinader sabía que debía su triunfo electoral a la colaboración del Departamento de Estado de Mike Pompeo y pronto estuvo dispuesto a pagar el favor.

Ahí vino su primer traspié internacional: un desplante contra China. Declaraciones lamentables, pero agradables a sus colaboradores.

El covid y las elecciones en EEUU lo despertaron del sueño trumpista. Supo que sin China no vacunaría a nadie en mucho tiempo. Presto se tragó su discurso anti-chino y pudo comenzar la vacunación con Sinovac.

Un segundo momento de esa política internacional irreflexiva conoció niveles indignantes cuando involucró al país en escandalosos contratos con Pfizer lesivos a nuestra soberanía.

El pueblo dominicano hoy paga decenas de millones de dólares por vacunas desperdiciadas.

Ahora, en un tercer arrebato de imprudencia, el presidente Abinader invita al país a una peligrosa cruzada antihaitiana. Nos quiere vender su nacionalismo manido. Pero sus objetivos son muy claros.

Primero, mantener para sus  propósitos reeleccionistasa un sector conservador chiquito pero bulloso hasta la insolencia; y, segundo, convencer al pueblo de que los haitianos son los responsables del desastre económico y social que padecen las familias dominicanas. Así el gobierno ha metido al país en tremendo berenjenal. Que ya empieza a costarnos caro.

Pero el presidente Abinader tendría que hacer mucho más que proferir amenazas altisonantes para vendernos su nacionalismo manoseado.

Lo primero sería traer al país su fortuna y ponerla a producir riquezas aquí en lugar de tenerla en paraísos fiscales evadiendo impuestos.

Quizás así pudiéramos comprarle sus lances seudo-nacionalistas y su temeraria política exterior.