“Lo malo de esta edad de oro de la comunicación y la información es que no hay manera de saber lo que pasa”

El Roto, caricaturista.

Los medios de comunicación, los de aquí y los de fuera, al parecer, abandonaron hace tiempo la vocación y sentido pedagógico de informar para abrazar la farándula, el ocio, el odio, el chiste y el chisme.

Los hechos son los hechos, confirmados o no. La prisa moldea el periodismo de este siglo. Los lectores, televidentes, radioescuchas o audiencia viven en el desconcierto.

Lo que leo, ¿es o no es? He aquí la cuestión. Dos recientes casos de los últimos días desnudan una crisis del periodismo dominicano.

El primero es la foto de un futbolista con una cerveza en la mano en playas dominicanas. Varios días después de haberse confirmado el montaje de la fotografía, ésta fue publicada en un importante medio de circulación nacional.

El segundo caso es el de un funcionario supuestamente expuesto por acoso sexual. Resultó ser el fragmento de un video que no tenía nada que ver con lo denunciado.

Y los medios lo publicaron sin ton ni son. Sin posterior fe de errata, sin disculpas. Nada. Al parecer, el criterio se ha ido de viaje y se perdió en una tormenta.

Los lectores no saben si lo que leen es verdad o no. Ni siquiera es que sea una posverdad (una verdad adornada de mentiras), es que puede ser una mentira pura y simple, relatada por un medio de “confianza”. La situación es grave y penosa.